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sábado, 11 de marzo de 2017

Los pasos perdidos. Revisando el Caso Macastre. Valencia-Poblados del Oeste.
















                                              

Aunque en su día abordamos este tema,  es interesante retomarlo para ir intercalando algunas nuevas aportaciones o ideas, que nos pongan de nuevo sobre los pasos de aquellos tres jóvenes Valencianos cuyo destino les reservaba un inesperado y trágico final en los bosques de Macastre. Con la ayuda de toda la información disponible – entrecruzando los datos más relevantes de los diversos documentales existentes sobre la desaparición, hallazgo, autopsias, sumario revisado, testimonios de periodistas que investigaron los hechos, etc. y alguna pequeña aportación de este blog - intentaremos reconstruir en la medida de nuestras posibilidades, ese último viaje hacia la localidad de Macastre.
 La razón, no es otra que intentar revisitar el caso desde otra perspectiva. Un suceso extraño y de gran complejidad, plagado de mil interrogantes, y dónde merece la pena indagar y adentrarse en algunos aspectos poco o nada explorados.

Año en que se desarrollan los hechos: 1988-1989

Poblaciones dónde supuestamente trascurren los hechos más relevantes: Valencia-Catadau-Macastre.


Situación geográfica: barrios de los Poblados del Oeste –barrios periféricos de la ciudad de Valencia-  lugar de residencia de los tres adolescentes del caso Macastre (Rosario, Valeriano y Pilar):



                                             "Hay varias ciudades en Valencia"



El origen humilde de los tres jóvenes. Año 1988. Valencia.

Poblados del Oeste, es el nombre que recibe el distrito número 18 de la ciudad de Valencia (España). Limita al norte con los municipios de Burjasot y Paterna, al este con Benicalap, al sur con Campanar (distrito) y al oeste con el municipio de Paterna. Está compuesto por dos barrios: Benimámet y Beniferri. Su población -censada en 2009- era de 14.307 habitantes según el Ayuntamiento de Valencia.

A un lado está el distrito de Pobles de L'Oest, integrado únicamente por Benimàmet-Beniferri. Un barrio en el que hasta los años setenta una parte de sus habitantes vivía en cuevas *. Que pasó, casi sin solución de continuidad, de depender del monasterio de Sant Miquel dels Reis, como una vieja propiedad feudal, a manos del Ayuntamiento de Valencia.






En un articulo del diario “el país” del año 2006 “Barrio rico, Barrio pobre” se describía así al barrio de Valeriano:
¿Qué es Benimàmet? Gente trabajadora. Y como la gente trabajadora es gente necesitada, de jóvenes ya empiezan a trabajar". Un lugar sin industria, de bares y restaurantes.

En cuanto a otro de los poblados –el de Pilar- : La Coma-Paterna otro artículo de este mismo diario fechado en el año 1998, nos describe la dura realidad de esta barriada. Un enclave marcado por la delincuencia, la drogadicción, la existencia de “clanes” de gatillo rápido, que se repartían el negocio e imponían su ley.
 Una realidad devastadora: La Coma es un núcleo aislado de unos 5.000 habitantes, con una notable carencia de infraestructuras. Las 1.200 viviendas públicas albergan a familias con escasos recursos económicos, cuyos miembros viven a menudo hacinados. El nivel de desescolarización es muy alto, y las drogas y el paro son dos elementos comunes en la juventud. "Decir que vives en La Coma es suficiente para que no te den trabajo. Un chaval de 14 años pregunta para qué tendría que ir a la escuela. Dice que lo que de verdad le falta a su barrio son unos recreativos y un videoclub, "para ver películas pornográficas"




                                Foto: barrio de La Coma

  



Las víctimas del “Caso Macastre”:
Existe muy poca información sobre los tres jóvenes. ¿Cómo eran sus rasgos de personalidad y cómo se desenvolvían en ese entorno descrito como “hostil”?






- Rosario de 15 años de edad, vivía con sus padres en el barrio de Benicalap, estudiaba FP rama sanitaria. Una joven descrita como tímida, callada, solitaria y muy apegada a sus padres, hasta que conoce y empieza a salir con otro de los jóvenes implicados en el caso: Valeriano. A partir de ahí parece que la joven, sufre un drástico cambio, y  comienza a adentrarse en el consumo de drogas blandas –porros, inhalación de benzol- si bien estos consumos son descritos como “esporádicos” y para probar dichas sustancias-. Se inicia entonces una nueva etapa descrita como de “rebeldía”. Trabajó ocasionalmente, como canguro de niños pequeños, muy curiosamente, con un nombre falso, que pertenece a otra mujer.
  

- Valeriano, 14 años de edad, vivía en Benimamet, internado en diversas ocasiones en el centro de menores de Godella, por robos menores –por este mismo centro pasará unos años más tarde Mauricio Anglés, alias  “El Mauri”-. En el momento de su muerte, Valeriano, gozaba de un “permiso” del citado centro de menores. A pesar de lo que pudiera parecer, los hechos por los que el adolescente entra en el centro no entrañaban delitos de excesiva gravedad –conducir una moto robada-. Además no constaba que se dedicara a ningún tipo de actividad delictiva concreta. Fracaso escolar, aunque sin presentar un perfil prototipo de pandillero juvenil agresivo o inadaptado. Más bien todo lo contario. De hecho es descrito como tímido, noble y muy cortés. De buenas maneras y poco conflictivo. Pelo rizado, complexión atlética.


-Pilar: 15 años de edad, vivía en la barriada de La Coma-Paterna, era estudiante de peluquería. Interna en una escuela-hogar perteneciente a una orden religiosa. (Como curiosidad Miguel Ricart estuvo interno años antes, en un centro perteneciente esta misma “orden religiosa” -sitos ambos en la zona de Campanar-Valencia.- “… Una vez que la madre falleció, el padre gestionó el ingreso del informado en el Colegio de niños huérfanos XXXX, institución en la que permaneció hasta la edad de trece años –es decir hasta el año 1982-. Allí coincide con su hermana cuando el lleva 2 o 3 años de internado. Conserva el recuerdo de un compañero al que considera amigo, llamado Salva…”
Pilar nos es descrita como: una joven alegre, extrovertida, le gustaba hablar con la gente y muy sociable. La joven se había escapado del citado internado/escuela hogar, días antes de su desaparición.

  

Barrios desestructurados -por aquel entonces-, con muchas carencias, sin dotaciones culturales o deportivas, dónde las drogas formaban parte del paisaje habitual. Drogas, que por aquel entonces eran unas grandes desconocidas y que hicieron verdaderos estragos entre la juventud de la época. Especialmente la heroína, si bien en el caso de los jóvenes del caso Macastre, parece que el consumo de sustancias estupefacientes, se refería principalmente a drogas blandas -hachís- y otras de más amplio espectro:  rohipnoles, inhalación de benzol, etc.





La pandilla:
Pilar y Rosario se conocen al final del verano de 1988, posteriormente Valeriano conoce a Rosario, de la que acabará siendo pareja. Es entonces cuándo comienzan a realizar excursiones y acampadas fuera de la ciudad de Valencia. Lo hacen, pero a la pareja formada por Rosario y Valeriano se les une Pilar. Algo que llama la atención de algunos investigadores, es precisamente este aspecto:  el hecho de que esa tercera amiga se uniera a la pareja en sus escapadas. Curioso, porque la juventud lo que suele buscar es precisamente todo lo contrario: una intimidad de la que carecen por su edad y la falta de medios. También destaca, la marcada diferencia de carácter de los componentes del trío: la timidez e introversión de la pareja de adolescentes, y el carácter más abierto y extrovertido de Pilar, la tercera componente de esta pandilla. Había elementos que a priori, pareciesen no cuadrar.  Si bien en esas edades específicas –adolescencia- las relaciones de amistad son muy fuertes, y en consecuencia,  imprevisibles.

De hecho, al analizar cómo era esa relación, según diversos testimonios se llegó a afirmar que mantenían relaciones afectivas entre los tres jóvenes. Una relación demasiado abierta o liberal;  “inusual” o “impropia” por la edad de los adolescentes, y por la época en la que discurren los hechos. Lo cual podría en parte explicar la presencia de esa tercera joven en las acampadas de la citada pandilla. Es un dato curioso, que también podría tener otra serie de connotaciones, sobre las que hablaremos en su momento.

Alrededor de los lugares, por los que transitan los tres jóvenes se van sucediendo una serie de extraños casos criminales –próximos en el tiempo-. Como acostumbramos a hacer en este blog, intentamos conocer de primera mano qué pasaba en esos lugares concretos, para poder tener una perspectiva más amplia del hecho criminal.
El Caso Macastre es un caso muy complejo, y de difícil investigación. Con las puertas bien cerradas, y que a pesar de todos los esfuerzos realizados por diversos investigadores,  parece haberse quedado estancado, o en punto muerto. Todos los datos que puedan ser aportados son por lo tanto de mucho interés:

En esos mismos  poblados del Oeste –Benimamet y Beniferri- tendrán lugar otros extraños sucesos: 


Muy cerca de Benimamet, y de Burjassot, concretamente en Beniferri, aparecerá el martes 20 de julio de 1987, el cuerpo sin vida de una joven de veinte años de edad. La joven fue hallada con los brazos abiertos, ensangrentada y cubierta de insectos, por unos chicos que paseaban en bicicleta, por un campo de naranjos. Una joven bien parecida y de cuidado aspecto –pelo rubio, media melena, 1’58 de estatura y ojos color castaño-. El cadáver presentaba treinta navajazos: catorce en pecho y abdomen, el resto repartidas por todo el cuerpo. La mayoría superficiales. Propinada con una navaja de hoja corta. Además tenía un mechero en la boca, y una rama incrustada en sus genitales. De este caso ya les hablé en otras ocasiones. Lo vuelvo a citar por la cercanía con el parque Camales de Benimamet, y la cercanía temporal con los sucesos de Macastre -. Era llamativo que la blusa estuviera levantada, dejando ver el cuerpo de la joven y que el pantalón corto tuviera la cremallera abierta. Igualmente la joven carecía de ropa interior. Vestida, pero sin ropa interior. Finalmente al indagar más sobre este intrigante suceso, al parecer hubo una persona detenida por estos hechos –algo que desconocía hasta la fecha-. El sospechoso era un joven amigo de la muchacha. La explicación que dío fue que todo se debió a una “discusión” con la joven. Un móvil que no se sostiene, viendo el estado –según nos describe la prensa- que presentaba el cadáver. Una agresión de alto componente sádico: con pequeñas y múltiples incisiones en el pecho, una rama incrustada en la vagina, y un mechero entre los dientes, y los brazos abiertos –en cruz-.  La joven asesinada era originaria de la localidad de Burjassot. Nada más se sabe de este tema. No hay constancia en la prensa de juicio, ni condena por este crimen.
En 1987 es hallado el cadáver de una mujer en un choche en Burjassot –crimen que continúa sin resolver y sobre el cual no hay más datos-.
En el año 1995 fue hallado otro cadáver, esta vez de un hombre –sin identificar- con señales de violencia junto a una gasolinera de Beniferri. No hay más datos.

Pero sin duda un crimen estremecedor fue el ocurrido durante ese mismo año 1988 en el mismo corazón del parque Camales de Benimamet. Un lugar sin duda, peligroso:




                                Parque Camales-Valencia.
                                    


Una joven llamada Yolanda, de 17 años de edad, fue brutalmente asesinada de un tiro de escopeta. Le destrozaron la cabeza, en el interior de una caseta de Benimamet –parc camales-. Al parecer, la joven pasaba la noche en una caseta abandonada, refugio de toxicómanos y delincuentes. La policía barajaba el ajuste de cuentas como móvil del crimen. La joven había tenido problemas menores con la justicia por abandono del hogar. Sobre este suceso, no existe constancia en las hemerotecas nacionales, un hecho nuevamente “llamativo”. Parece que el caso de esta joven, nunca haya existido o que la noticia no trascendió a nivel de medios de comunicación nacionales –como hemos podido comprobar en otros casos concretos-. Desconocemos el porqué.
Lo que sí nos llama poderosamente la atención de este caso es que la víctima se corresponde con una joven menor –adolescente-, y que el crimen también se lleva a cabo en una caseta abandonada. La victimología y el escenario final vuelven de nuevo a concordar.  Llama también la atención la forma en que se desarrollan los hechos: una “ejecución” de una joven indefensa. Despiadada y brutal.
Precisamente Yolanda al parecer era asidua del parque Camales, el mismo parque sito en Benimamet, al que acudían con demasiada frecuencia Rosa, Valeriano y Pilar, en esas mismas épocas.



                                Parque Camales-Valencia


Es curioso que a pesar de que las víctimas procedía de barrios muy humildes o transitaban por sitios especialmente conflictivos como el parque Camales, estas no parecen tener un abultado historial delictivo. Mas bien parece que son esos sitios los que de una u otra menra, dibujan esa cruz que han llevado a cuestas durante todos estos años, en los que han sido tildados de desposeídos, desarraigados, o yonkis.
Víctimas vulnerables, rodeados de gente poco o nada recomendable. Lugares con una violencia tan extrema que no parece correlacionarse con lugares de trapicheo o menudeo de drogas blandas. Ambas se repelen. Si hay un crimen de esas características en un lugar de consumo y tráfico, viene a significar que el negocio acaba cerrando.

De hecho, el parque dejará de ser lugar de encuentro de jóvenes, por el miedo existente tras el crimen de Yolanda. Sobre las investigaciones, no hay datos, tampoco se conocen detenciones por estos hechos. Por lo que se supone que el crimen del parque Camales, quedó también sin resolver.

Lo que sí parece claro, es que esta era una zona dónde ocurrían sucesos muy graves:

Valencia 1 Abril 1982
Dos jóvenes que recogían chatarra resultaron asesinados a quemarropa el pasado martes en el polígono industrial Ciudad Mudeco, - muy cerca de Benimamet -,  cercano a Valencia, por varias personas que dispararon desde un coche. Fuentes policiales han manifestado que todo parece ser un ajuste de cuentas por el carácter brutal de la agresión y la escasa edad de los asesinados. Pedro B, de 16 años, y Francisco G, de 19, ambos primos hermanos, se vieron sorprendidos por una ráfaga de disparos, procedentes al parecer de una escopeta repetidora, cuando al mediodía hacían su recorrido habitual por el polígono para recoger en su carro restos materiales de las industrias.






Según algunos testigos, de un coche Renault-4 de color amarillo, en el que viajaban varias personas, descendió una persona que efectuó disparos a unos dos metros de las víctimas hasta cerciorarse de que habían perdido la vida. El más joven presentaba un disparo en el cráneo y otro en el pecho. Por su parte, Francisco García recibió un disparo en el ojo y otro en el brazo. Ambos fallecieron al instante.

Fuentes policiales han negado que las víctimas pertenecieran a la comunidad gitana de Valencia. Más bien señalaron que Pedro y Francisco podrían ser dos quinquis que se ganaban la vida vendiendo chatarra.

Dos años antes:
Tres personas resultaron muertas, tres heridas de gravedad y siete más heridas de distinta consideración, todas ellas de raza gitana, en el transcurso de una reyerta entre familias rivales, ocurrida en el barrio El Palleter, de Burjasot, pelea en la que utilizaron armas blancas
Según la policía, el motivo de la reyerta fue un «ajuste de cuentas» que tenían pendiente ambas familias entre sí, probablemente desde otra riña que protagonizaron en las cuevas Carolinas de Benimamet, el pasado día 5 de junio.






El caso es que justo en esta zona del Barrio Camales de Benimamet, existían unas cuevas* dónde también se sucedieron hechos trágicos e inexplicables:








A finales de septiembre de 1986, en las cuevas de la localidad de Elda-Alicante, también se suceden unos hechos muy trágicos –en este caso de  marcado e inequívoco carácter homicida- con dos víctimas muy jóvenes. Un doble crimen tremendo.
Los cadáveres de dos jóvenes de raza gitana, de 14 y 16 años, que habían desaparecido de su domicilio hace un mes, fueron encontrados el pasado viernes, en avanzado estado de descomposición, en una cueva de los alrededores de Elda (Alicante). La existencia de los dos cadáveres en esta cueva fue comunicada mediante una llamada telefónica anónima a la Guardia Civil. Andrés A. T, de 14 años, y José A.T. de 16, eran primos hermanos y desde finales de agosto se encontraban en paradero desconocido. La última vez que se les vio con vida fue en una gasolinera de las inmediaciones de Elda. Ninguno de los dos tenía antecedentes penales.

Llamaba la atención además del macabro hallazgo, el ensañamiento que habían tenido con las jóvenes víctimas. De nuevo nos encontramos una y otra vez –no me cansaré de repetirlo- con el mismo perfil victimológico en casos “sin resolver”, además de otro ejemplo de caso “grupal” en la comunidad Valenciana. En esta ocasión no se trataba de una tríada de víctimas sino de  dos adolescentes.





Poco se sabe de este suceso, ni móvil, ni autores conocidos. Sólo que los cuerpos estaba acribillados. Que habían sido asesinados en otro lugar, trasladados hasta la cueva por varias personas debido a que el lugar del hallazgo –muy inaccesible- no se llega en automóvil, y los cuerpos tuvieron que ser subidos o porteados por sus ejecutores. Se llegó a conocer que el crimen había sido cometido semanas antes, ya que los cuerpos presentaban un avanzado estado de descomposición. Los dos jóvenes frecuentaban la Iglesia Evangélica de Filadelfia, y al parecer trabajaban ayudando a sus padres –vendedores ambulantes-. Ambos carecían de antecedentes, y no se habían metido en problemas con anterioridad. Nuevamente también nos encontramos con el mismo perfil de víctimas poco conflictivas, pese a tener un origen humilde, o vivir en barrios desestructurados.


Esos mismos años –finales de los años ochenta- en los que transcurren los hechos relacionados con los personajes del caso Macastre, parecía estar plagado de oscuros asuntos en la Comunidad Valenciana. Concretamente en Alicante, además del caso referido de los dos adolescentes acribillados en la cueva, se sucedieron otros extrañísimos casos criminales dónde estaban implicados adolescentes, en esta ocasión, todos varones. También llama poderosamente la atención la cercanía temporal y geográfica de las poblaciones dónde se suceden. Limítrofes.





                                                                                


El único caso sobre el que se arrojó algo de luz, fue el del joven de Petrel. Los hechos trascurren a finales de Marzo de 1988. La víctima de sólo 15 años de edad, hijo de un industrial del calzado, naturales de Petrel-Alicante, estuvo durante dos años desaparecido.  Se llegó a hablar de un secuestro, ya que se recibieron también varias llamadas anónimas. Varios testimonios situaban al menor en distintas calles de la ciudad de Valencia (plaza de España, Gran vía Fernando el Católico, o las inmediaciones de la estación del norte). Curioso dato, muchos de los jóvenes desaparecidos en aquella época son situados en diversos puntos de Valencia capital. Finalmente por estos hechos fue detenido un amigo del joven, que ya había sido interrogado por los hechos –incluso fue desnudado para examinar si tenía algún signo o pequeña lesión –lucha, o forcejeo- algo que dio resultado negativo, y este detalle es llamativo-. En los primeros interrogatorios no confesó, pero luego terminó  indicando el lugar dónde estaba enterrado el cuerpo. Una fosa en el monte, en un paraje conocido como “La Rabosa” –curiosamente el otro caso del joven de Crevillente ocurrido dos años antes, en 1986 –que ya abordamos en el blog y que continúa sin resolver- también aparece su cuerpo enterrado en el monte en una fosa, con unas matas cortadas encima, cerca de un castillo viejo con un cable en el cuello. Se habló también de que el joven habiá sido secuestrado, la familia recibió una carta anónima. Se barajó la posibilidad de que los autores se encontraran en el extranjero-.
En el caso del joven de Petrel, la propia policía sostenía que tuvo que tener ayuda de terceras personas para trasladar el cuerpo y cavar la fosa. De hecho la fosa se encontraba bastante lejos de la caseta dónde supuestamente sucedieron los hechos. En un lugar de muy difícil acceso. Además el sospechoso no tenía carnet de conducir. Sobre el caso planearon numerosas dudas:  el padre del niño asesinado, está convencido de que hubo más personas implicadas en los hechos, además del joven detenido. Para él, “es muy raro que una persona haya hecho esto y permaneciera dos años haciendo vida normal y sin levantar sospechas. La policía había rastreado la zona dónde fue hallado posteriormente el cadáver enterrado. Los más de dos años transcurridos desde el fallecimiento del joven dificultaron enormemente su identificación. El cuerpo estaba esqueletizado.  Tenía algunas ropas, y un reloj, como el que portaba en el momento de la desaparición, algo que sin duda les fue de mucha ayuda. No se citan otro tipo de técnicas de identificación. Desconocemos si fueron utilizadas.
La circunstancias de la muerte también son confusas, primero el autor de los hechos manifestó haberlo apuñalado por una disputa sentimental por una amiga común y finalmente achacó la muerte a un disparo accidental de escopeta… Un crimen sentimental Emilio José M, falleció, según informó ayer en el Gobierno Civil de Alicante el jefe de la Policía Judicial a consecuencia de una herida de arma blanca en el tórax, o un golpe recibido en el hueso occipital. Sin embargo durante el juicio el autor de los hechos dice lo siguiente:  El imputado declaró que la muerte de Emilio José M. se produjo de forma fortuita, al disparársele una escopeta que manipulaba mientras ambos realizaban prácticas de tiro contra unas botellas en una finca propiedad de sus padres. El acusado dijo que calló el suceso (descubierto 28 meses después) ante el temor de que pudiera verse afectado su padre, dueño del arma. El acusado trabajaba en un pub.
Un caso sin duda, muy complejo, con muchas aristas, y con numerosos interrogantes.



                                Barrio la Fuensanta-Valencia


Volviendo a los críos de Macastre, y concretamente a los barrios de origen, sucede otro hecho relacionado con el barrio obrero de la Fuensanta, en la zona Oeste de Valencia y pegado a toda esta zona de Campanar, Beniferri, que directamente nos viene a conectar con la población de Picassent. De este hecho ya dimos cuenta en el blog en su momento, al hablar de esta población lindante con Alcásser. Es interesante volverlo a recordar:

El fin de semana del 20 al 21 de mayo de 1989 –mismo año y fechas muy cercanas al hallazgo de los cuerpos de los críos de Macastre (el 6 de abril, un hombre descubrió el cuerpo sin vida de Valeriano y el 24 de mayo, unos niños localizaron en un canal de riego de Turís los restos mutilados del cadáver de una joven en principio atribuidos a Pilar, pero que pertenecen a una joven “no identificada”) se va a realizar un espantoso descubrimiento en la localidad de Picassent.
“…según fuentes de la Guardia Civil, que han calificado el caso como "uno de los más fuertes que se han producido estos últimos años en Valencia…” (los años siguientes les depararían casos todavía más espantosos)


En dos pozos de la localidad de Picassent –sitos en los lugares de Terrabona de Bernat y La Coma- son hallados tres cadáveres. Según se relata con signos de haber sido brutalmente maltratados. Se trata de una mujer de 41 y de su hijo, un adolescente de 15 años de edad. En otro pozo aparecerá un hombre de 41 años.
¿Pero como llegan a encontrar los cuerpos en los pozos los investigadores? La investigación que ha conducido al hallazgo de los cuerpos sin vida de las tres personas se inició el pasado día 20, cuando la policía recibió el aviso de que cuatro niños permanecían abandonados en un piso del barrio obrero de La Fuensanta, en Valencia.
Cuándo la policía se interesa por los cuatro niños abandonados, son informados de que a la madre y a uno de los menores “se los habían llevado y los habían matado
Lo que todavía desconocían era la brutalidad y el grado de sadismo, de los supuestos autores de los hechos:
 



  
Los dos sospechosos, vecinos de Picassent y conocidos en ambientes de la delincuencia de la zona, propinaron una paliza al muchacho fallecido para descubrir qué había pasado con el producto de un atraco. En el transcurso de la paliza le fracturaron una pierna y posteriormente lo arrojaron, aún vivo, al pozo. Al día siguiente, repitieron la acción con la madre, que murió al fracturarse el cráneo cuando cayó al pozo, de 15 metros de profundidad.

Ejecuciones “sin piedad”. Sin contemplaciones. Al otro hombre lo apuñalaron salvajemente, y lo arrojaron en otro pozo de Picassent. Al parecer por una discusión motivada por una pistola de fogueo. Los móviles de estos crímenes tan salvajes, paradójicamente son  siempre sumamente “endebles”.

Submarinistas de la Guardia Civil, bomberos y policía local de Picassent colaboraron el sábado en el rescate de los cuerpos sin vida de las víctimas.

Sólo tres días después de hallarse los tres cuerpos en los pozos de Picassent, unos niños hallan el cuerpo mutilado de una joven a tan sólo 25 kms de esta localidad, concretamente en una tubería de Turís

En las próximas entradas iremos siguiendo los pasos de los tres jóvenes de Macastre. Desde su último periplo de Valencia a Catadau, hasta los bosques de Cuerna en  Macastre. A medida que avancemos en la búsqueda del rastro de los tres jóvenes iremos descubriendo algunas historias muy poco conocidas de toda esta zona.

Unas montañas, que como veremos albergan todavía muchos misterios por resolver.


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